sábado, 12 de julio de 2014





Plaza Rivadavia, por el año 1913.
Placero: relativo a la plaza o propio de ella. Pintoresco personaje característico del paisaje urbano, guardamos en nuestra memoria colectiva como el Guardián de la Plaza, Vigilante de la Plaza o simplemente El Placero. Celoso custodio de la integridad de canteros, césped, flores y juegos, gastaba sus horas de vigilia en tener a raya a los mocosos del barrio, quienes atacaban, invariablemente, por dos frentes los cuales, pobre Cristo!, no podía cubrir. Sufrido protagonista de  macanas infantiles era él quién que tenía que poner límites a las travesuras en sus dominios: la plaza del barrio. Mi recuerdo para esos sufridos actores de nuestra infancia, y en mi añoranza surge la bici sin frenos ni guardabarros y todavía me parece oír al más desharrapado de todos gritar a la pandilla: rajemos que viene el placero!